sábado, 31 de mayo de 2008

another animal story

walking with elder on the right and elio on the left, we turn the sharp corner that heads to our classroom. i look behind to eye those who try to cut the corner. i look sharply, but inside i laugh knowing that i have become my father. i turn back around to see where i am walking and i see that which pushes me back and pulls out of me a low gutteral uuuugggggghhhhhh, not a girlish high piched eeeeeeeeewwwwwwwwwww. the students come running regardless of sidewalk and norms. they start forming a circle around this central american possum spread dead on its back. i can't decide if she looks electricuted or drowned because i can't keep my eyes off her little one balancing itself on her belly while sucking its last drops of milk. little life upon mother death.

the rain...

the rain has come and it keeps us in.
no children play marbles on clay forest floor.
no running from others toward balls.
no jumping from docks. no swimming in the turning river.
no child goes to work in the farm.
no teacher roams the path to rio frio.
we are all in our houses.
on the teachers' porch. four of us read. one sews.
another arched in the hammock stares with out seeing.
silenced by the rain, we rest.

es lo que hay...

me siento en las gradas de un templo con forma solamente en su base. miro de lejos las siete estelas de 18 conejo, un líder militar. recuerdo haber leído que los esqueletos de gente viviendo en los últimos días de su auge mostraron pruebas de malnutrición, enfermedades infecciosas y una vida más corta. es la misma historia: mucha gente, hay que sembrar en las colinas más arriba y muy inclinadas, deforestación, erosión, inundaciones, hambre.

me pregunto si fue el enfoque militar que los cegaron o fue la falta de experiencia en comprender los señales de una caída ecológica. el hambre y las enfermedades de los que no viven alrededor de la plaza principal, talvez los primeros señalas que algo falla en la infraestructura de una sociedad, no siempre llegan a los de las casas de piedra alrededor de patios. cuando el sufrimiento del desequilibrio llega a los protegidos por una jerarquía de servicios y obligaciones, por el toque de díos, cuando ellos sufren de malnutrición, enfermedades infecciosas y una vida más corta, muchas veces es demasiado tarde.

el aislamiento de los que mantienen el poder de organizar es un pecado, mata. la ambición para vivir de y por los recursos que vienen fuera del retorno de una, crea vehículos, necesidades, distrae. seguimos entre las construcciones caídas y rehechas de una civilización cuya historia yacía bajo de la reclamación de las hierbas, las ceibas, los madrones, los monos aulladores, los tapices, los jaguares. subimos al templo de las inscripciones y encontramos la paz de la vista. busco el cielo por nubes de lluvia y me doy cuenta de que nunca antes había querido escuchar tanto a los vientos del pasado. hay libros que descifren sus susurros y ráfagas. pero ¿quién los lee?

el mapa dice que allí abajo es el cementerio. no me hace falta ir. todo me parece una tumba donde las fantasmas emplumadas pasan preocupadas en traer agua del río, barrer las escalanitas, llevar flores a los altares, esculpir piedra en la sombra. miro y no estoy segura si veo el pasado o el futuro cuando mi amiga interrumpe mis pensamientos diciendo, es lo que hay, es lo que hay.

copàn ruinas, honduras,
may0 2008

un hilo marròn

el personaje principal y su paisano hablan de su tierra vieja, remota, pero no olvidada. oigo el tono suave de medio azul tintado con una tristeza amarilla que es la nostalgia. me pregunto si sería yo posible hablar así un día de mi tierra vieja pero no tan remota. llegaré más lejos de aquí y ¿las cuerdas entre yo y esa tierra se pondría más tensos? esas cuerdas... ¿imaginarios? cuerdas, no tengo. a lo mejor hilo marrón enterrado en el barro rojo, el río seco, al lado de los pirámides, la basílica, bajo el mango, el arbusto de café. un hilo sumergido hasta un río dulce que a veces pone salado con camarones. si supiera donde me queda amarrado...tal vez a mi dedo grande de pie izquierdo, a mi cadera como un lazo, a mi cabezo como un pañuelo de indio, lo jalarìa para ver si marean las aguas, si tiemblan las montañas, olas terrestiales, vibraciones arenosas…para ver el enlace que pretenden otros, y que ignoro en mi.